16 de julio de 2013

Chisme-e

Muy bien. Ya me harté. Estoy cansada de ser la cínica residente en mi comunidad de internet. Pero también estoy cansada de recibir correos electrónicos que son mentiras que circulan como pedidos de oración, o que se presentan bajo algún otro disfraz religioso.
Algunos de los correos electrónicos son historias desgarradoras de personas en necesidad de oración. Otros son advertencias sobre personas, productos o enemigos políticos. Algunos son inspiradores. Pero casi todos están infundidos en falsedad.
Nadie quiere difundir una historia falsa, pero difundir rumores es muy fácil, ahora que podemos divulgar información falsa a todos nuestros contactos con tan solo pulsar sobre la palabra -reenviar-. Parece un pasa tiempo inocente para muchas personas. ¿Pero lo es? ¿Por que creería alguien lo que decimos acerca de asuntos espirituales, como Jesús y su resurrección, cuando divulgamos rumores sin molestarnos en descubrir si son falsos, demostrando que tenemos muy poca consideración por la verdad? 
Alguien podría argumentar que la divulgación de falsedades en correos electrónicos es algo inofensivo y carente de importancia. Pero consideremos unas cuantas cosas que la Biblia tiene que decir al respecto: -El justo aborrece la falsedad- (Proverbios 13-5). Jesús se refirió al diablo como el padre de mentira (Juan 8-44). No nos corresponde a los cristianos ser su cómplice.
Si queremos que la gente nos crea cuando se trata de los asuntos importantes de la salvación y la eternidad, no podemos darnos el lujo de sacrificar nuestra credibilidad por falsos rumores por muy persuasivos o convincentes que parezcan.


Si la verdad importa, no circules mentiras...

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